Nada mejor que un buen jazz para interpretar la vida de otra manera.
Lo más importante en la vida definitivamente la libertad en el ser.
Poder dejar que las cosas salgan con eterna libertad, pero también teniendo todos las técnicas y las reglas tatuadas dentro de nosotros, para poder manejarte con la fluidez necesaria.
El secreto es hacer parecer fácil lo imposible, encontrar ese sentido de ritmo a ritmo silencios y des-tiempos contratiempos y contrapuntos.
Mantener el esquema melódico y las armonías correctas, dejando que cada instrumento defina su personalidad homogeneizando con las ideas.
Es decir, permitir que todo fluya y salga por si mismo ejecutando cada palabra y sentimiento con la fuerza y el ritmo que debe tener.
Mantener la disciplina y constancia, para que la música de la vida se logre someter a nuestros sentimientos.
Y cuando parezca que llega el final, retomarlo con silencios y matices. Para después dar la última nota cuando nadie lo espera.
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