sábado, 26 de diciembre de 2009

Creo en el amor...







  Creo en el amor, creo en la vida, y en la naturaleza de lo que nos hace vivir, es como si el ser humano de pronto eligiera solo ser sin ser… El universo da una orden en la que los seres esenciales siguen su cometido, entonces es cuando los duendes nos hacen vivir experiencias únicas e irrepetibles, el amor, el placer, el secreto del silencio, esos secretos que nadie debe saber, pero que todo mundo desea, una mañana, una noche, un beso, y un absoluto silencio entre las sombras…


  En la penumbra de la noche una mujer surge desnuda, dando la mano al viento, tomando a todos los seres de luz que la rodean bordeando los canales de la armonía, una noche de estrellas, la vigila y eso es todo lo que ella necesita para ser sin ser, para vivir sin vivir, para estar sin estar, para tocar a cada uno de los seres que la rodean sin tan solo tocarlos, de todos esos seres que la rodean, que la aman, solo uno acompañará su recorrido, que no es solo un recorrido de un guardián esta vez, es un recorrido de dioses, en donde la noche se hará día y el desierto mar, donde el cielo tocara a la tierra, que mantiene la unión de todos los seres.


  Más allá de una ideología, más allá de un solo ser, el ser supremo les dirá cual es el camino a andar, tomados de la mano del viento, amanecerán desnudos en medio de la vida, palpitando en cada esquina, maquinando cada historia que desde ahora enriquecerá a cada ser que se acerque a ellos. La naturaleza toma el mando, haciendo que esta unión se transforme en ese encuentro místico de las dualidades que danzan en cada fragmento de segundo que alimenta la humanidad trasladándola a otro aspecto en la evolución, enseñando pues la única manera es aprenderlo.


   El silencio se transformara en canto de ángeles, el candor de las flores hará que su aroma cubra con su amor a todos los seres del planeta, es verdad que la felicidad cunde como cunde la pandemia, es verdad que el amor contagia como la gripa, no es necesario las protecciones es pertinente las acciones con el día, con la noche, con todos los seres que habitan la imaginación, la suerte y la magia, nadie más que tu y yo nos lo figuramos, nadie más que tu y yo lo sentimos.
  
  Nunca la vida ha sido perfecta, lo único que lo hace perfecto es la interpretación que le damos, así que lo mejor es caminar interpretándonos en un fragmento del cielo, rodeado de todos los ángeles que nos cubren con sus alas. 

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